Disfrutar de los aromas y fragancias que nos ofrecen las plantas es un auténtico placer, ese toque de brisa que te trae un olor a romero, o a Lilas siempre produce una sensación positiva.
El aroma en la historia.
Durante siglos el aroma ha sido buscado en las plantas. Las culturas clásicas han rendido culto a la fragancia vegetal.
– Los árabes y los pueblos del medio y lejano Oriente: Los jardines hispano-árabes, cerrados y recoletos, incluyen entre sus atractivos los mirtos que te sorprenden con su aroma al final del verano y los jazmines que son más tempranos y que ayudan a esa sensación de frescor que siempre buscaban.
– Los valles de Bulgaria cultivan grandes extensiones del rosal de Damasco.
– Desde la antigüedad en Italia la esencia de violeta se obtiene a partir de la propia violeta y de los rizomas del Iris.
Evolución del aroma.
Una gran cantidad de plantas emiten perfumes no sólo por sus flores, si no también por sus hojas.
– Las plantas de lugares áridos, como el tomillo, el romero, el espliego, etc., utilizan sus perfumes como una defensa contra la atmósfera seca y cálida.
– Casi todas las rosas clásicas procedentes de Oriente, tenían un perfume enormemente atractivo. Pero los occidentales dirigieron la mejora hacia la forma y color de la flor. Con ello la mayor parte de las variedades modernas no huelen.
En los últimos años han empezado a aparecer muchos rosales nuevos que tienen aroma. En casi todos los concursos internacionales, como el de Madrid, se reserva un premio para la “rosa perfumada”.
– Análogamente sucede con el clavel. Las clavellinas y los clásicos claveles de patio o de “señorito” tiene perfume, que han perdido los nuevos claveles, cultivados industrialmente para la producción de flor cortada.
Precauciones a tener en cuenta.
Es recomendable tener claras las épocas de floración y con ello de más fragancias. Si el jardín no es muy grande conviene no concentrar demasiados aromas que tengan un olor muy intenso como pueden ser los lilos, heliotropos, nardos o magnolias.
– Flores perfumadas de primavera: narcisos, jacintos, algunas variedades de tulipán (como los Cottage), las violetas, alhelíes, prímula, lirio de los valles, aralias, etc. Entre las plantas leñosas las madreselvas, viburnum, magnolias, algunas aralias y espinos, lilas, ceñudas, iris, peonías…
– Fragrantes en verano: algunas variedades de rosas, heliotropos, claveles y clavellinas, lilium, phlox, campanuda, etc. Muchas anuales son también perfumadas.
-Perfumes nocturnos: los nicotiana, hesperis, algunos gladiolos, madreselvas, etc.
-Plantas con aroma en sus hojas: los geranios de olor o madreselvas, la verbena bergamota, mentas, tomillos, artemisas, lavandula, romero, mejorana, orégano, camomila, hierba luisa, etc. Y no olvidemos las menos rústicas como gardenias, mirtos, jazmín, cytisus, etc.
A la hora de plantarlas considera también los vientos, así aunque las tengas algo lejos, disfrutarás de su olor cuando te los traiga la brisa.
Fotos: Pixabay
Rosales, alhelíes y claveles, Mirto y Hesperis