La procesionaria es una de las plagas más dañinas que hay para los pinos, cedros y abetos. Su ciclo está activo todo el año:
En primavera desciende en fila de los árboles donde han pasado el invierno protegidos en los bolsones para enterrarse y crisalizar dentro de un capullo.
Cuando llega el verano de esa crisálida salen las mariposas que dejan los huevos en las hojas de los pinos.
Y ya por otoño es cuando nacen las orugas que fabrican esos bolsones de seda para protegerse del frío.

Daños que provocan.
El contacto con sus pelos urticantes es muy peligroso en personas y animales.
En ataques fuertes frenan crecimiento de los pinos y al debilitarse facilitan el ataque de otras especies como los insectos perforadores.
Medidas Preventivas.
- Hay que atacarla en el momento oportuno, cuando están en estado de larva, en septiembre y octubre.
- No utilizar las especies de pinos más sensibles a la procesionaria en las plantaciones: Pino Larico (Pinus nigra), Pino canario (Pinus canariensis) y Pino silvestre ( Pinus sylvestris).
- Colocación de cajas nido para aves insectívoras, depredadoras de las orugas.
- Hay trampas de feromona sexual para grandes extensiones de pinos.
Medidas Curativas.
- En ataques puntuales, basta la poda de las ramas afectadas fácilmente identificables por los bolsones nido.
- Uso de insecticidas específicos cuando las orugas son más jóvenes, aplicados sobre los bolsones o ramas afectadas.
- Para facilitar la recuperación del árbol defoliado se pueden realizar mejoras en el suelo mediante aplicaciones periódicas con abonos orgánicos animales o del tipo abono de compost; también pueden realizarse los típicos abonados líquidos o granulados sólidos aplicados a suelo o a planta si el abono tiene capacidad sistémica.