Descripción
Nombre científico o latino: Camellia japonica
– Nombre común o vulgar: Camelia, Camelio común
– Familia: Teaceae.
– Origen: Asia oriental, China, Japón, Indochina y varias islas de esa zona.
– Esta planta llegó a Europa desde Oriente (Japón y Corea, fundamentalmente) de la mano de los jesuitas.
– En la Península Ibérica no se conocen hasta el siglo XVIII y, no es hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando comienza a mencionarse en escritos y a divulgarse a través de las diferentes Exposiciones que se organizan.
– Etimología: el nombre del género proviene de un padre jesuita, que vivió en el siglo XVII, Camellus.
– Arbusto o árbol perennifolio.
– Crecimiento lento.
– Arbusto excepcional por su floración otoñal, invernal o primaveral.
– Flores: Las flores son solitarias, aparecen en el ápice de cada rama, y son con una corola simple o doble, y comprendiendo varios colores. Suelen medir unos 7-12 cm de diàmetro y tienen 5 sépalos y 5 pétalos. Estambres numerosos unidos en la mitad o en 2/3 de su longitud.
– El color de sus flores va del blanco al rojo, simples, dobles o bicolores.
– Las camelias carecen de fragancia.
– Hojas: hojas persistentes, coriáceas, brevemente pecioladas, con bordes dentados , terminando en punta, alternas y de color verde oscuro reluciente y vivo con el envés más pálido.
– Existen más de 3.000 variedades diferentes de la Camellia japonica, número que cada año va en aumento con la aparición de otras nuevas.
– Camellia sasanqua es una especie similar a la Camellia japonica, se diferencia de ella por su floración más temprana que se sitúa en torno al otoño y principios de invierno.
– El aceite proveniente de sus semillas se deshidrata muy poco y retiene la humedad; por esta razón, se utilizó como acondicionador del cabello y en los tratamientos de la piel, para prevenir las asperezas.
– Sus excelentes propiedades antioxidantes lo hacían ideal para cocinar.
– De sus semillas se extrae un aceite que utilizan las japonesas para teñir sus cabellos.
– Símbolo de longevidad, lazo de amor, feliz matrimonio, fortuna, victoria y felicidad.
– Las camelias son plantas muy vistosas durante todo el año.
– Se utilizan en jardines como elementos individuales o setos.
– También se pueden cultivar en macetones y para flor cortada.
– Luz: comúnmente a semisombra, pero a veces pueden exponerse a pleno sol a condición de rociar frecuentemente las hojas y de que no falte la humedad atmosférica.
– Protegerla del sol directo con tela media sombra para que las hojas no se vuelvan pardas y pierdan su bonito color verde.
– Hay que cuidarla del calor fuerte, a no ser que a las hojas no les falte humedad atmosférica.
– Cuidado con los vientos frios y las heladas, pueden dañar los capullos, lo mejor es plantarlo al abrigo de un muro.
– La perjudican las heladas tardías que pueden afectar a sus hojas.
– En climas con temperaturas inferiores frecuentes a -5ºC no sobreviven.
– Gusta de un ambiente húmedo.
– Suelo ácido, poroso y con gran cantidad de materia orgánica como puede ser el mantillo de castaño, la turba o el compost de brezo.
– Nunca las plante en suelo calcáreo.
– No se adapta a suelos calcáreos.
– Se recomienda un buen drenaje.
– No tolera las sales.
– Riego: necesita un riego constante durante el verano y en invierno el riego será moderado ya que bastará con rociar la planta de manera habitual.
– Hay que evitar el riego con agua demasiado calcárea.
– Abono: debemos abonar después de la floración y despunte, cuando ya se aprecia la yema floral en el ápice de cada rama.
– También es muy recomendable que, cada cierto tiempo, le añadamos sulfato de hierro, o mejor, quelatos de hierro o algún abono “ácido” especial para camelias o plantas acidófilas como hortensia, gardenia, brezos, etc..
– Fertilícelas sólo en primavera o verano, con pequeñas dosis de abono ácido, para no producir toxicidad por exceso de urea.